Sería imposible imaginarse a la civilización romana sin sus dos entretenimientos más famosos, las carreras de cuadrigas y los combates de gladiadores.
Los anfiteatros romanos, en especial el Coliseo de Roma, han aparecido en innumerables películas y documentales, como ejemplo del amor y ansia de los romanos por divertirse a costa de la sangre de pobres esclavos, entrenados para matarse entre ellos por el simple placer de entretener al público.
Ésta es la imagen que generalmente se tiene de los juegos gladiatorios. En parte es cierta, pero los juegos de gladiadores eran mucho, mucho más.
El origen de los combates gladiatorios
A diferenciad e lo que podríamos imaginarnos, el combate de gladiadores no es un simple espectáculo violento para entretener a las masas de una manera brutal y descarnada.
Los combates de gladiadores son una manera muy elaborada de realizar ofrendas de sangre a los dioses, o incluso de ofrecerles sacrificios humanos. Éste es el verdadero origen de este tipo de lucha.
Desconocemos el origen primero de los combates de gladiadores en el ámbito itálico, pero lo más probable es que se trate de una costumbre que los etruscos difundieron por toda Italia.
Por los restos arqueológicos que disponemos, sabemos que los Etruscos de clase alta celebraban combates de gladiadores en los funerales. A modo de ofrenda de sangre a sus dioses, dos prisioneros de guerra o quizás dos esclavos, luchaban a muerte frente a la tumba del difunto.


Esta costumbre debió extenderse hacia el sur gracias a la potente influencia cultural etrusca en la península italiana, ya que en otros lugares encontramos rituales similares poco tiempo después.
En concreto, en la Magna Grecia, las colonias griegas parece que aceptaron rápidamente este ritual y además, le incorporaron la mayoría de las características que después gozará en el ámbito romano.
Gracias a las pinturas encontradas en la ciudad de Paestum, al sur de Italia, las cuales están datadas en el siglo IV a.C., sabemos que en esta ciudad se realizaban combates rituales de gladiadores, donde ya se incorporaban diferentes panoplias entre los guerreros enfrentados.
Sabemos en concreto, que uno de los guerreros iba equipado como un Samnita, pueblo de las montañas centrales de Italia, y al cual debían hacer frente con regularidad las ciudades griegas de la costa.
Seguramente, aunque el origen primero provenga de Etruria, el combate de gladiadores como ritual festivo debe seguramente proceder de Campania y la Magna Grecia. Es allí donde se han encontrado los primeros anfiteatros de piedra destinados a este tipo de combate.
Capua y Cumas ya disponían de este tipo de instalación a mediados del siglo II a.C, mientras que Puteoli o Paestum dispondrían de anfiteatro de piedra desde el siglo I a.C. Roma en ese momento no disponía de un anfiteatro permanente.
Algo muy común
Las peleas y los combates de tipo ritual, con una vertiente festiva o no, no son algo ni mucho menos raro en el mundo antiguo ni algo particular de Italia.
Por ejemplo, Tito Livio nos cuenta que los Cartagineses, el gran enemigo de Roma, también practicaba este tipo de combates, pero con unas características un poco diferentes.
En concreto, nos habla de un caso particular que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Púnica, que tuvo lugar entre los años 218 y 201 a.C.
Tito Livio nos narra como el general cartaginés Aníbal, en un momento dado de la campaña en Italia, decidió dar descanso y entretenimiento a sus hombres. Para ello mandó buscar a varios guerreros que había apresado en su paso por los Alpes, procedentes de tribus galas.


Les preguntó, que si deseaban librarse a muerte con las armas que les habían arrebatado, con la promesa de que si vencían, se les devolverían esas armas, además de que se les entregaría un caballo y la libertad.
Todos dijeron que si, así que durante varias horas estos hombres estuvieron deleitando a los soldados cartagineses.
Según Tito Livio, los espectadores alababan tanto a los vencedores como a los vencidos, que caían muertos, ya que demostraban una gran destreza marcial, algo que les proporcionaba respeto entre sus captores.
Los gladiadores en Roma
Sabemos que desde antiguo se celebraban combates en los funerales romanos. Con la intención de honrar al difunto, varios familiares, amigos o compañeros de armas, se enfrentaban en combates singulares frente a la tumba del recién fallecido.
Este tipo de rituales se celebraban como muerta de respeto. Desconocemos si era una práctica autóctona o importada por los etruscos, ya que variaba en que los combatientes no eran esclavos y prisioneros, como si lo eran en Etruria.
Otra diferencia importante en estos primeros combates en Roma era que, debido a que los combatientes eran personas libres, el combate se realizaba hasta derramar la primera sangre únicamente.
Los primeros juegos romanos
Casi todo el mundo sabe que Roma fue primero una República y después un Imperio, pero pocos conocen que antes de todo esto, Roma fue una monarquía.
Los últimos reyes de Roma fueron además de origen etrusco. Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio, tres de los siete reyes romanos, provenían de familias etruscas.
Fue precisamente uno de estos tres reyes, Tarquinio Prisco, quien en la segunda mitad del siglo VI a.C decidió instaurar los primeros juegos en Roma, los Magni ludi Romani o los Grandes juegos Romanos.
En esta época de la historia de Roma, todos los años se realizaban campañas militares. Al tratarse Roma de solamente una pequeña ciudad que controlaba un territorio bastante reducido dentro del Lacio, las campañas duraban pocos meses y se alejaban poco de la ciudad.
Para agradecer las victorias y conmemorar las hazañas bélicas de los ciudadanos soldado se celebraban en otoño estos juegos, que estaban consagrados a los tres dioses romanos principales: Júpiter, Juno y Minerva.
Durante varios días se celebraban combates, carreras y otro tipo de competiciones en un ambiente festivo.


Los primeros gladiadores de Roma
Hemos hablado de diferentes tipos de combate en las culturas próximas a Roma y en la misma Roma, desde tiempos bastante antiguos.
Sin embargo, el primer dato fiel que tenemos de una lucha de gladiadores como la entendemos hoy en día, es decir, varias parejas de guerreros que luchan con armas diferentes en combates singulares, nos lleva al año 245 a.C.
Sabemos que este año, los hijos del cónsul Junio Bruto Pera organizaron un funeral a su padre donde participaron tres parejas de gladiadores. Desconocemos sin embargo si el funeral y los combates fueron públicos o solamente la familia y las personas cercanas participaron en la ceremonia.
Aunque seguramente sería lo primero, ya que desde ese momento, el prestigio de la familia se acrecentó y otras familias pudientes romanas comenzaron a imitar este tipo de actos en los funerales de sus familiares más prominentes.
Los combates, a diferencia de los que realizaban los etruscos, no se producían delante de las tumbas, sino que se celebraban en el Foro Boario, uno de los foros de Roma.


Además, a los combatientes se les llamaba bustuarii en este momento, y no gladiadores. La palabra proviene de bustum que en latín hace referencia a la tumba o la pira funeraria.
Los romanos exportaron esta costumbre allí por donde pasaban. Sabemos que en 206 a.C., Escipión organizó combates de gladiadores en Cartago Nova para honrar la muerte de su padre y de su tío a manos de los cartagineses.
Esta costumbre pronto se propagó por los pueblos conquistados o enfrentados a Roma. En 139 a.C. el caudillo lusitano Viriato recibió un funeral similar al romano, donde después de quemar su cuerpo en una gran pira, se celebraron combates de gladiadores en su honor.
Los combates como fiesta y demostración de poder
Desde el siglo III a.C. las celebraciones de combates de gladiadores se hicieron más y más comunes. El pueblo romano, cada vez se aficionó más a este tipo de espectáculo ritual, así que empezaron a demandarlo en ocasiones no relacionadas con funerales.
Esta afición popular hacia el espectáculo de los gladiadores se utilizó también con mucha inteligencia por los políticos de la época, con la intención de ganarse el favor del pueblo.
Quizás la persona que más se sirvió de este tipo de espectáculo durante la república fue Julio César.
Bien conocedor del poder que le otorgaba el favor de la plebe, decidió conmemorar la muerte de su padre en el año 65 a.C. con un gran espectáculo de gladiadores. César contrató a 300 parejas de gladiadores, el mayor espectáculo de este tipo ofrecido en Roma hasta ese momento.


Los senadores quedaron tan escandalizados por la magnitud de los festejos y el apoyo popular conseguido, que decidieron limitar por ley desde ese momento la cantidad de gladiadores contratados para un espectáculo de este tipo.
A pesar de las limitaciones, César sabía perfectamente que ofrecer un gran espectáculo al pueblo era beneficioso para su carrera, así que de nuevo, en el año 54 a.C. volvió a desembolsar una gran cantidad de dinero para otro gran combate de gladiadores, en este caso en honor de su hija Julia, esposa de Pompeyo, su gran rival político.
Conclusión
Es en época republicana cuando los combates de gladiadores adquieren la importancia que después tendrán en época imperial.
Además de los grandes combates contratados por políticos en funerales de familiares para granjearse el favor del pueblo, también en esta época, los ricos romanos ofrecían combates singulares de gladiadores en los descansos de sus grandes banquetes, por lo que poco a poco este tipo de ritual violento empezó a perder su significado religioso.
Al final de la república, ya se diferenciaba entre dos tipos de combates de gladiadores. Munus denominaba los combates rituales celebrados en el ámbito de un funeral, mientras que ludi es decir, juegos, denominaba a los combates de gladiadores celebrados en un ámbito festivo.
Serían los segundos los que pasarían a la historia como el mayor espectáculo de tiempos romanos.





