La batalla de Berlin 3 – Las colinas de Seelow

El 16 de Abril las tropas del Mariscal Zhukov emprendían un gran ataque contra las posiciones alemanas en Seelow. El plan era rebasar esa posición en unas horas para dirigirse rápidamente hacia Berlín.

Según lo ordenado por Stalin, la capital alemana debería caer el 22 de ese mes, coincidiendo con el cumpleaños de Lenin, pero las defensas germanas lograron aguantar varios días, retrasando así la toma de la capital.

Comenzaba así la última gran batalla de la guerra en suelo europeo.

Los preparativos

A principios de 1945 Adolf Hitler era una sombra de sí mismo. Físicamente derrotado, ya no era el personaje magnético que había encandilado a millones de personas en los años anteriores.

Joseph Goebbels sabía sin embargo que el Führer era un elemento clave para mantener la moral de las tropas ante el avance soviético, por lo que a pesar de su condición física, organizó una última visita al frente para el 13 de Marzo.

De manera casi secreta, Hitler fue conducido hasta el frente de Seelow. En una casa solariega que había pertenecido a Blücher, el mítico general prusiano de las guerras napoleónicas, se celebró una breve reunión con los mandos destacados en el frente Este.

Hitler, visiblemente cansado, fue tajante. Deberían mantener el frente a toda costa con el material y los hombres de que disponían. No habría refuerzos de ningún tipo.

Ese mismo día volvería a Berlín, de donde ya no volvería a salir nunca más.

El plan inicial

El 1 de Abril de 1945 tuvo lugar una reunión de alto nivel en el Kremlin. Stalin recibió a sus mariscales para hablar sobre la toma de la capital nazi.

Estaban presentes el mariscal Antonov, jefe de Estado Mayor, el Mariscal Stemenko, Jefe de Operaciones, y los mariscales Zhukov y Konev, quienes se encargarían de tomar Berlín al mando del 1º Frente Bielorruso y el 1º Frente Ucraniano respectivamente.

Se tomó la decisión de que el ataque debía prepararse con la mayor celeridad, ya que estaban empezando a llegar rumores de que los aliados occidentales pretendían adelantarse a los soviéticos y tomar Berlín.

El ataque inicial debía comenzar a más tardar el 16 de Abril. Para ello se debería organizar a 2.5 millones de soldados, 41.600 cañones, 6.250 carros de combate y cañones de asalto y 7.500 aeroplanos.

Dos días después, el 3 de Abril, tanto Zhukov como Konev se encontraban ya en sus respectivos cuarteles generales en el frente de Berlín, realizando todos los preparativos para el ataque.+

Se había tomado la decisión de que la ofensiva sobre la capital nazi comenzase definitivamente el día 16 de Abril. Según los cálculos de la inteligencia soviética, la batalla debería terminar hacia el 22 de Abril, el cumpleaños de Lenin.

Las estimaciones de fuerzas alemanas realizadas por los soviéticos parecían correctas y tomar Berlín el día 22 no era, sobre el papel, ninguna locura o temeridad.

Pero se pasó un dato por alto. La mayor cabeza de puente que los soviéticos tenían sobre el rio Oder, la última gran barrera física antes de llegar a Berlín, tenía enfrente el único accidente geográfico importante de toda la zona.

Las colinas de Seelow son una cadena de colinas pantanosas que bordean el río Oder de norte a sur en la zona de la población de Seelow.

Debido a su configuración, es fácil escavar trincheras y posiciones defensivas sobre ellas. Además, sus cimas permiten dominar varios kilómetros a la redonda, lo que las convertía en un hito clave en el camino hacia Berlín.

Los mariscales soviéticos pensaron equivocadamente que la abrumadora potencia de fuego de que disponían sería suficiente para barrer cualquier tipo de resistencia sobre las colinas.

Éste fue un grave error de cálculo.

El primer ataque

A diferencia de ocasiones anteriores, el mariscal Zhukov no había visitado personalmente el frente de Seelow hasta la misma madrugada del ataque.

La información de que disponía era toda de inteligencia. Las fotografías, mapas e informes de reconocimiento no reflejaban correctamente lo escarpado y complicado del terreno en las colinas de Seelow.

Zhukov son embargo confiaba en su aplastante superioridad para barrer rápidamente la posición y dirigirse a la carrera hacia Berlín. El mariscal junto con varios de sus agregados llegaron al puesto de mando del 8º ejército de Chuikov en las primeras horas de la madrugada del 16 de Abril.

Los ejércitos soviéticos llevaba semanas preparando esta última gran batalla, así que el inicio del ataque iba a ser espectacular. A las cinco de la mañana, hora de Moscú, es decir, a las 3 de la madrigada en Alemania, se desataría el infierno. Primero, toda la artillería del 1º frente bielorruso descargaría su potencia de fuego sobre los desprevenidos defensores alemanes.

El frente de Zhukov contaba con 8.983 piezas de artillería, entre las que se encontraban piezas de 150mm, de 203mm, morteros pesados y baterías de lanzacohetes Katyusha.

Esta concentración artillera suponía que los soviéticos disponían de 270 cañones por kilómetro de frente, es decir, una pieza cada cuatro metros.

En los arsenales y depósitos de munición, Zhukov contaba con alrededor de siete millones de proyectiles artilleros, de los cuales se dispararían esa madrugada 1.236.000.

A la hora marcada los cañones soviéticos abrieron fuego sobre las posiciones alemanas. De repente se hizo de día en un gran sector del frente. Los cañones, morteros y lanzacohetes lanzaron una lluvia de acero y explosivos como rara vez se había visto.

Los pocos defensores alemanes que sobrevivieron a esta lluvia de muerte lo calificaron como un infierno y como si se tratara de un terremoto.

No hubo respuesta a este ataque. Parecía que o bien los alemanes habían sido completamente aniquilados o bien habían huido. Confiado, Zhukov dio la orden de lanzar el ataque principal.

Por todo el frente comenzaron a volar bengalas de colores. Era la señal para que los 146 reflectores antiaéreos comenzasen a iluminar el frente de batalla. Para el ataque sobre Seelow, al mariscal Zhukov se le había ocurrido la idea de iluminar el frente de batalla con grandes reflectores aéreos.

Al ser de madrugada, los pocos defensores alemanes que pudiesen quedar se verían cegados por la potencia de la luz, además de que permitiría a sus soldados moverse rápidamente sobre el terreno devastado por el bombardeo artillero.

En la cabeza del veterano mariscal esto parecía una gran idea, pero resultó ser un desastre. El general Heinrici, al mando de las defensas en Seelow, había hecho retroceder a casi la totalidad de sus fuerzas hasta la segunda línea de defensa.

Sus hombres se encontraban preparados para responder al ataque soviético, cuando de repente, se encontraron iluminado todo el frente de batalla.

Los grandes focos les marcaban perfectamente a los atacantes, los cuales moviéndose como siluetas negras, eran objetivos perfectos para las ametralladoras alemanas.

En la tarde de ese día 16 de Abril Zhukov se puso en contacto con Stalin. Según el plan, las fuerzas soviéticas ya deberían encontrarse a las afueras de Berlín. Estarían atascadas en ese lodazal durante dos días más.

Se vence la posición

Stalin sabía cómo motivar a sus mariscales. Viendo las dificultades que atravesaba Zhukov para tomar la posición en Seelow, decidió dar la orden a Konev, quien se encontraba más al sur, comandando el 1º frente ucraniano, de que avanzase rápidamente hacia los arrabales del sur de Berlín.

Si Zhukov no solucionaba la cuestión, sería el segundo en llegar a Berlín y la gloria recaería en Konev. Decidido a vencer las adversidades, Zhukov se comprometió con Stalin a tomar Seelow y sus colinas antes de la media noche del 17 al 18 de Abril.

Para este fin se organizó otro gran bombardeo de artillería, mucho más intenso que el del día anterior. Además, las fuerzas aéreas soviéticas realizarían su propio bombardeo desde el aire. Los Sturmovik sobrevolaban la zona, ametrallando toda posición de resistencia que encontraban a  su paso.

Tras esta preparación, Zhukov lanzó a sus fusileros, tras los cuales irían los tanques de sus diferentes ejércitos de choque. La táctica era sencilla. Enviar tantos recursos materiales al campo de batalla que por simple aplastamiento se lograra tomar las colinas.

Pero esta superconcentración de medios fue contraproducente. Se produjeron monumentales atascos en los puentes que cruzaban el río Oder. Y además, los vehículos blindados no podían subir por las colinas arenosas de Seelow, por lo que debían tomar caminos estrechos donde se encontraban con focos de resistencia alemana, produciendo así más atascos.

Parecía que el gran mariscal de Stalin había cometido un gran error, justo cuando la guerra estaba ya tocando a su fin.

Vía libre hacia Berlín

Finalmente el 19 de Abril las tropas soviéticas habían logrado sus objetivos. Después de tres días de enconada resistencia, la aplastante superioridad material soviética había logrado vencer a los desmoralizados defensores alemanes.

Tres preciosos días de ofensiva sobre Seelow que costaron cientos de bajas y grandes pérdidas de carros de combate.

Con mucho esfuerzo y sacrificio, poco a poco las tropas del Ejército Rojo fueron escalando posiciones en las colinas de Seelow, hasta finalmente tomar sus cimas y las poblaciones que se encontraban tras de ellas.

Pero finalmente se logró el objetivo. Una vez tomada esta posición clave, las puertas de Berlín quedaban abiertas de par en par.

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