Operación «Sexo». Parte 2

William Lonkowski, el agente Sexo según los registros del Abwehr, el servicio de inteligencia militar alemán durante los años del Tercer Reich, fue sin duda uno de los más exitosos agentes en el extranjero.

Como explicaba en un vídeo anterior, en pocos años y con pocos medios, logró esparcir una importante red de agentes por los Estados Unidos de América, agentes que proporcionarían una información vital para el desarrollo de la industria militar alemana de esos años.

Pero como a casi todos los agentes, al final se le acabó la suerte. En el interminable juego del gato y el ratón que es el espionaje, no siempre se puede salir airoso, y Lonkowski no sería un caso especial.

Una operación exitosa

En cuanto la operación Sexo dio sus primeros pasos, se hizo evidente el gran potencial de la misma. El 2 de febrero de 1935, exactamente un mes después de que se entregara el primer paquete con información y planos robados de tecnología estadounidense es el cuartel del Abwehr de Wilhemlmshaven, Erich Pheiffer, jefe de la misma, fue convocado a Berlín.

Allí explicó a su superior, Hans Piekenbrock, jefe del departamento de espionaje naval, cómo estaba la situación en Norteamérica. Ante los claros éxitos logrados por los agentes en Estados Unidos y sabedor de la importancia de lo que allí se podría lograr, Wilhelm Canaris, jefe del Abwehr, se desplazó una semana después a Wilhelmshaven para dar instrucciones al respecto.

Los barcos que llegaban a Alemania procedentes de América llegaban a Bremen y no a Wilhelmshaven, por lo que el Abwehr debería crear allí una oficina solamente para estar más cerca de los correos que traían la información.

Según sabemos por los meticulosos registros dejados por el servicio de inteligencia alemán, se alquiló un espacio de oficinas en el Edificio Federal, en la zona comercial de Bremen.

Para equiparlo se compraron todo tipo de materiales de oficina y se le dotó de un laboratorio fotográfico, ya que mucha de la información que llegaba del otro lado del Atlántico lo hacía en microfilms. Además de esto, se distribuyeron varios buzones por toda la ciudad con los que comunicarse con diferentes informantes.

En total se invirtieron 454.61 marcos alemanes de la época en tener la oficina a punto, un gasto mínimo comparado con los beneficios que habrían de lograr de esta operación.

Extremadamente eficientes

La organización de Lonkowski era extremadamente eficiente. En cuanto tuvo dinero suficiente, lo primero que hizo fue trasladarse a una nueva casa en Hempstead, Long Island, para estar más cerca de todos sus contactos en las fábricas de armamento. Para este momento, la información fluía de una manera vertiginosa.

Y como ejemplo un botón: el 18 de julio, la Luftwaffe pidió información al Dr. Pheiffer sobre un pontón experimental para hidroaviones que se estaba desarrollando en la planta Sikorsky de Famingdale.

El 8 de agosto esa información ya estaba sobre la mesa de los oficiales de la Luftwaffe en Berlín. Y este no fue el único caso. Lonkowski y los suyos eran una mina de oro.

Entre enero y julio se logró todo lo siguiente:

  • Especificaciones de todos los nuevos aviones que se estaban construyendo en la fábrica Sikorsky de Long Island.
  • Planos de los aviones FLG-2 y del bombardero SBU-1, que se estaban fabricando para la marina estadounidense.
  • Especificaciones sobre los diseños de nuevos aviones Boeing y Douglas, todavía en desarrollo.
  • Mapas clasificados del ejército de Estados Unidos.
  • Planos de los destructores DD-397,398 y 399.
  • Un informe sobre los ejercicios aéreos en la base de Mitchel Field en Long Island.

La operación se expande

El potencial de la información industrial que se podía sacar de Estados Unidos era enorme. Por esta razón el Abwehr estudió la posibilidad de ampliar las actividades del grupo introduciendo a grandes cantidades de nuevos espías desde Canadá.

Por petición expresa del Dr. Pheiffer, Lonkowski y el Dr. Griebl, su más estrecho colaborador, recorrieron la frontera canadiense para buscar posibles puntos de entrada de grandes grupos de infiltrados.

Durante la exploración de esta posibilidad, también se encontraron con un contacto en Montreal, un dibujante de una empresa que trabajaba para la Marina de los Estados Unidos.

De las manos de este colaborador recibieron los planos de un nuevo cañón antiaéreo, dotado con unos mecanismos electromagnéticos, que permitía aumentar la cadencia de fuego del arma.

Lonkowski recibió los planos, los cuales fotografió y envió a Bremen. El Dr. Pheiffer, en la oficina del Abwehr en esta ciudad, recibió los planos del arma incluso antes de que lo hiciera la propia Marina estadounidense.

El mayor golpe del agente Sexo

Podría parecer que Lonkowski y los suyos ya habían alcanzado un éxito más que suficiente. Habían robado decenas de planos de diferentes aviones y barcos estadounidenses, así como información sobre otras armas que estaban en desarrollo. Sin embargo, sería en septiembre de ese 1935 cuando Lonkowski daría su mayor golpe.

En Buffalo se encontraba su amigo Gudenberg. Este emigrante alemán, se había integrado perfectamente en el estilo de vida americano. Esra feliz en su trabajo, en la planta de aviación Curtiss de Buffalo, en el estado de Nueva York.

Estaba casado con una guapa mujer americana y vivía cómodamente en un barrio residencial. Nadie diría que podría ser un colaborador de la inteligencia de la Alemania nazi. Sin embargo, Gudenberg había proporcionado a Lonkowski el mejor material en los meses que estaba durando la operación.

De sus manos había obtenido los planos del bombardero nocturno, los planos del avión experimental XO3C y la joya de la corona, los planos del bombardero ligero súper secreto SB-C2. Estos serían los mayores premios que lograría Lonkowski, pero también serían los últimos.

La caída de Sexo

El 25 de Septiembre de 1935 el trasatlántico Europe se disponía a zarpar hacia Alemania. En el muelle 86 del río Hudson, en Nueva York, se encontraban cientos de personas deseosas de embarcarse rumbo al viejo continente.

Entre ellos, se encontraba un hombre delgado y con gafas que portaba un estuche de violín. Ya en el barco, este hombre se cruzó con Morris Joseph, un guarda de aduanas que reparó en el instrumento.

Gran aficionado a los instrumentos antiguos, Joseph pidió al pasajero si podía ver el violín. Nervioso, el hombre abrió la tapa del estuche, mostrando un violín vulgar y corriente. El agente de aduanas lo cogió, dejando al descubierto debajo de él fotografías y planos de aviones.

En tono amable del guarda cambió rápidamente. Metió de nuevo el violín en su funda e indicó al pasajero que le acompañara a la oficina de aduanas.

Ya retenido, losa gentes de aduanas registraron al sospechoso. Además de los papeles que llevaba dentro de la funda de violín, también llevaba encima una película con fotos de aviones experimentales, así como varias cartas escritas en alemán con la firma “Sexo”.

Los oficiales de aduanas, ante lo sospechoso del material, se pusieron en contacto con las autoridades militares. El encargado de haber revisado al sospechoso habría sido el mayor Grogan, pero este no se encontraba de servicio, por lo que un subordinado acudió a ver todo el material.

Quedó tan sorprendido por lo que vio, que avisó rápidamente por teléfono a otro oficial, el mayor Joseph Dalton. Éste preguntó acerca del material encontrado y también el nombre del retenido. Con tanto ajetreo, a nadie se le había ocurrido preguntar el nombre del extraño violinista.

Éste respondió cabizbajo: William Lonkowski.

El inocente mayor Dalton le dijo a su subordinado por teléfono que no tenía nada de raro que un hombre tuviese fotos de aviones, ya que había muchos aficionados a la aeronáutica.

Pensando que no era una amenaza, le dejaron marchar, pidiéndole que se presentara en esa misma oficina al día siguiente a las 10 de la mañana. Nunca más le volvieron a ver.

La huída

Lonkowski no podía creerse la suerte que había tenido. Rápidamente llamó a su esposa para que sacara todo el dinero del banco y se lo llevara a la consulta del Dr. Griebl. Seguidamente tomó un taxi y se fue a ver a su amigo y colaborador.

Allí Lonkowski le explicó lo ocurrido y le pidió que lo sacara del país. Griebl lo dispuso todo para sacar llevar rápidamente al agente Sexo a Canadá.

Otro agente del Abwehr, Ulrich Hausmann, que tenía la tapadera de corresponsal de una revista de aviación, acogió al fugado en su casa de Peekskill, en el estado de Nueva York. Desde allí, tomaron el camino de Canadá.

Una vez al otro lado de la frontera, Hausmann llamó por teléfono a Griebl. Éste ya había solucionado la huida de Lonkowski con las autoridades de Bermen. Lonkowski debería encontrarse con un carguero alemán que estaba anclado en Rivière de Loup.

Hausmann llevó al pasajero al barco, que siguiendo indicaciones del Abwehr, zarpó rumbo a Alemania tan pronto como éste embarcara. Después de esto, Hausmann regresó a Nueva York sin mayor novedad. Fue tan sencillo como eso.

El 10 de octubre Lonkowski regresaba a Alemania, según consta en los registros del Abwehr. Dos días después lo hacía su esposa “Frau Sexo” según los registros, quien había embarcado sin mayor complicación en un trasatlántico en el mismo lugar donde su marido había sido detectado unos días antes.

En lo referente a la operación, parecía que todo había quedado en un susto. Ni las autoridades alemanas sabían realmente quien era Lonkowski ni tenían ni idea de con quién estaba relacionado.

La operación Sexo continuaría desde ese momento sin su iniciador y cabecilla. Quizás como muestra de respeto, el Abwehr le cambió el nombre. A partir de ahora se llamaría Operación Ilberg.

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